jueves, 27 de septiembre de 2018

La ilegalidad de la Sagrada Familia

                                                                                  








foto de la Sagrada Familia en 2006 vista desde el Park Güel (obtenida en wikimedia commons)

En el post de esta semana voy a hablar del perfil más representativo de la capital catalana: la Sagrada Familia. Para ello, voy a dar unas breves pinceladas de su historia a través de los diferentes arquitectos que han guiado este proyecto para acabar tratando el halo de polémica que la rodea actualmente.

Para ello nos vamos a situar en el año 1882, fecha en la que se comienza la construcción con Francesc de Paula Villar como arquitecto, quien pretendía crear un templo que promoviese el culto a la Sagrada Familia (Jesucristo y sus padres terrenales, José y María). Este estableció los cimientos de la iglesia, lo cual molestó a Gaudí, que tuvo que seguir la orientación preconcebida por su antecesor al convertirse en el arquitecto jefe y director de a obra en 1883. Pero esto fue prácticamente lo único que dejó intacto de Villar, puesto que alteró completamente los planos iniciales para así poder adaptar la iglesia a su estilo personal.
De esta forma, realizó en la Sagrada Familia la síntesis de su imaginario simbólico: llenó los elementos arquitectónicos de la flora y fauna catalana, de figuras de santos y de hombres de su tiempo representando personajes bíblicos.  Además, modeló una planta en forma de cruz latina con tres fachadas -que representan el Nacimiento, la Gloria divina de la que pueden gozar los hombres y la muerte de Jesús- de las que hizo emerger cuatro torres-campanario de cada una, dotando así de una gran verticalidad a la construcción.
Pero esta obra tan majestuosa también se caracteriza por su complejidad, característica que se acentúa con la muerte de Gaudí en 1926 por el atropello de un tranvía (tal y como recoge el ABC en esta publicación). La complicación radica en que Gaudí no dejó especificados los planos en ningún lugar físico.
Los arquitectos que le tomaron el relevo fueron colaboradores suyos hasta 1967, cuando muere Francesc Quintana, pero eso no ha parado la obra ni mucho menos, pues tras 136 años, los cimientos del templo siguen siendo reforzados, las bóvedas y columas levantadas, las estatuas esculpidas y sus torres siguen creciendo.

Pero todo este crecimiento parece estar siendo de la misma manera que su aspecto: singular. Y es que esta desmesurada obra ha rebasado las normas de construcción, puesto que carece de licencia, de planos y sus obras no están sometidas a supervisión municipal, por lo que ni siquiera pagan impuestos. Por todo ello, el equipo de la alcaldesa de Barcelona, ha solicitado que estas viejas irregularidades sean corregidas, puesto que incluso el solar sobre el que se sitúa figura como "vacío", ya que los promotores nunca han solicitado el permiso al Ayuntamiento desde que el anterior quedó obsoleto (dado que su emisor ya no existe).
Y las polémicas no acaban aquí. El imparable crecimiento de esta obra arquitectónica  (que se supone que va a finalizar en el 2026) supondría la expropiación de cientos de viviendas y locales que actualmente ya están de por sí molestos con el impacto que tiene la masificación turística de este monumento en sus vidas.

Las fuentes que he usado son:
1. Publicación de El País
2. Publicacioón del ABC
3. María Antonietta Crippa: "Gaudí", 2003, Tasche.



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